jueves, 26 de junio de 2014
Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.
Acarició mi rostro con suavidad, meciendome de un lado al otro. Abrigó mi cuerpo con su ser, dandome un calor desconocido, recorrió mis formas trazando tentadoras figuras en mi piel. Sentí el rocé de sus labios en mi pelo, su aliento en mi cuello. Un escalofrío sacudió mi cuerpo, un suspiró escapó de mis labios acallados al instante por los suyos. En un juego que no parecía conocer fin.
Tan ligera como el aire me creía en ese momento, el cielo no podía ser tan maravilloso teniendo en la tierra esto. Apenas era dueña de mis movimientos, que eran guiados por el instinto y que poderoso puede llegar a ser y que fácil resulta dejarse dominar por él.
¿Era esto o que llamaban placer? ¿Era esto lo que se conocía como "gozar"? Si así es, lo quiero todo para mi, no quiero que acabe nunca, el agotamiento no llegará, ignoraré mis doloridos músculos, me limitaré a disfrutar de este momento hasta que acabe. Mi atención la monopolizan mis actos y mis actos el inconsciente. Mi energía compensa mi inexperiencia y sus besos, sus ojos, sus manos alimentaban mi ser, que era, al parecer, incasable, inagotable.
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